La generación del achaque

Pues sí señores y señoras, parece que no, pero existe la generación del achaque. Son los que un día fueron denominados JASP (jóvenes aunque sobradamente preparados) y pertenecen a esta generación, porque desde hace un tiempo vienen mostrando un perfil claramente definido. Podríamos ver sus semejanzas en su infancia, pero eso ya lo hemos oído alguna vez, ahora quiero que lo veamos en su etapa adulta. Sus características más relevantes son:

• Nacieron entre 1975-1985. Es decir, tienen por lo menos veintitantos.

• Se les ha inculcado desde pequeñitos la importancia de estudiar, así que ahora compiten por pertenecer al club de los tripitimaster tripitilingües.

• Si antes la Nochevieja era la mejor noche del año, ahora es una mierda, estás harto de macrofiestas y como mucho te apetece una fiesta en casa de algún amigo.

• Por supuesto, van sin traje en Nochevieja.

• El Kalimotxo ya no mola ni para los botellones (el martíni y el licor de melocotón ya ni te cuento).

• El metro pasa a ser transporte alternativo y su uso se limita básicamente a ir al centro. El autobús pasa a ser ese gran desconocido.
  

• Salir los dos días del finde empieza a ser muy duro, porque has currado toda la semana y el viernes estás “pa chopped”

• Si antes te afeitabas los viernes para salir de fiesta, ahora lo haces los lunes para ir a currar y el viernes por supuesto pasas de afeitarte.

• Una conversación interesante cuando eras pequeño era hablar de los cromos o del último día que fuíste al parque de atracciones, ahora ni te acuerdas cuando fuiste al parque de atracciones por última vez y la conversación más importante que tienes es sobre el euribor y lo cara que está la vida.

• Y por supuestísimo, se les identifica por los achaques, ahora una caída ya no es un raspón y “sanseacabó”, ahora es un esguince, una tendinitis, un dolor de espalda…, porque lo queramos o no, nos estamos haciendo mayores.

¿O acaso me vas a decir que no te duele algo?


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Ilusión

Son las 04:20 horas de la noche de Reyes y aún no han venido, pero no me preocupa. Si alguno os preguntáis el porqué, pues simplemente porque confío plenamente en que lo harán.

Esto resulta raro que lo diga una persona tan escéptica como yo, pero aquí se da la excepción que confirma la regla, pues aún conociendo “el gran secreto”, sigo creyendo en ellos y todo se debe a que nunca he perdido algo tan valioso como la ilusión.

De pequeñito todo el mundo tiene su favorito Rey Mago, en mi caso Melchor. Aún recuerdo que en el colegio fui de los últimos en enterarme de que los padres no existen, son los Reyes Magos ;-D y es que yo basaba mi creencia y estaba seguro de tener la verdad, por una carta que recibí de Melchor y que me llegaba incluso a firmar. Con la verdad en la mano nadie podía negarme lo evidente, así que seguí con mi ilusión durante otro tiempo.

Finalmente llega un momento en que la realidad se impone y tienes que aceptarla, por lo que te encuentras con la situación de tomártelo como un día más o continuar creyendo.

Yo opté por lo segundo y nunca he dejado de escribir la carta a los Reyes Magos, de ir a la cabalgata e incluso sigo poniendo los zapatos junto al árbol.

La ilusión es algo que todos tenemos dentro, es las ganas de hacer algo, de seguir siendo niño, de no mirar atrás, de alegrarse por algo, es un motivo de felicidad y es dejarse llevar por el corazón,

Son las 04:30 de la mañana, oigo la cerradura de mi casa, me voy a acostar, vienen los Reyes Magos.

Miradas

Nos presentamos a la vida con un abrir de ojos y nos despedimos de ella con un mismo cerrar, sonreímos a una persona con un simple guiño, nos quedamos ojopláticos cuando algo nos sorprende y vemos la inocencia en la mirada de un niño.

La vista es uno de nuestros cinco sentidos y lo considero de vital importancia. Nos permite disfrutar de los paisajes, observar comportamientos, ver los colores, ver los primeros pasos de un bebé y tantas otras cosas que nos permite hacer. Así que abrid los ojos si la vida queréis ver.

Es la sonrisa de tus ojos,
es la luz de tu mirar,
son tus dulces pupilas
las que me hacen suspirar.